lunes, 29 de septiembre de 2008

Ingenio Mexicano

Siempre que me pasa algo diferente, divertido, triste, encabronante, alucinante, maravilloso… en fin algo que me hace sentir viva, inmediatamente pienso: “lo voy a escribir en el blog”... Pero las horas pasan, los días vienen y van y yo nomas no me siento a teclear. Se han quedado pendientes un chorro de anécdotas, la lista en mi libretita de apuntes es enoooorme. Entonces hoy decidí que la única manera de irle bajando a mis pendientes reporteriles era escribir casi de inmediato las cosas. Así que aquí les cuento una más.

El ingenio de la mexicana

No sé si ya les había dado el dato de que además de mis cuates Priscilla y Luke, en la casa habitan dos mascotas, Guinness (perra) y Tippy (perro). Ellos son tranquilitos, se la pasan durmiendo gran parte del día y son muy obedientes (iguaaaliiiitos que mi Fiona). Bueno, el caso es que ahorita que ando sin escuela (recuerden que estoy de semi-vacaciones) retomé lo de hacer ejercicio por las mañanas, al tiempo que busco una nueva chamba y trato de poner orden en mi vida académica. Entonces, como parte de mis quehaceres domésticos se me encomendó la misión de sacar a pasear a los perros y a veces me los llevo a correr. Todo muy bien, unos cuantos kilómetros corriendo (jajajaja, como dos, mi condición ya no es la de hace un año), unos cuantos caminando y ya.


Tippy & Guinness
(si, si ya se que el perro es mas pequeño que la perra, pero pues asi es)

Una mañana estaba corriendo cuando me di cuenta que ¡se me había olvidado la llave! ¡No tenía cómo entrar a mi casa! ¿Y ahora? -pensé-. No me puedo quedar afuera hasta la tarde, tengo que bañarme, ir a trabajar, hacer algunas cosas en Internet… ¿qué hago? Pues ahí me tienen, como buena chilanga (que a todo le encuentra solución) intenté abrir la puerta con un pasador, con una tarjeta, con una patada (jajajaja, no es cierto, estoy exagerando… pero sí la empujé), y nada. Entonces me metí por la cochera. ¡Uf!, al menos ya estaba en el patio, pero ¡oh sorpresa!, la puerta trasera de la casa estaba cerrada con seguro; además, todas las ventanas están selladas con mosquiteros y son imposibles de quitar, así que no tenía opción. El panorama era esperar como seis horas sentadota en el jardín trasero pues no tenía dinero, ni boleto del tren, ni celular… ¡todo estaba adentro de la casa! Ahhhhh no, yo no me quedo aquí me dije y que me le quedo viendo a la puertita de los perros.

Esta es la puertita, cheque usted el tamaño del perro y el de la puerta.
Ahora imagine mi esbelto cuerpecito tratando de entrar ahi!!

Silvia 1: ¿Cabré?

Silvia 2: Esta muy chiquita

Silvia 3: Inténtalo

Silvia 1: Pues a ver qué pasa

Silvia 2: Uyyy creo que alguien tiene que bajar de peso

Silvia 3: ¡Cállate y empujaaaaaa!

Silvia 1: Oh, oh creo que ya me atoré

Silvia 2: No pues la cadera pasa como sea, pero lo demaaaaas. Recuerda, es una puerta para perros.

Silvia 3: Híjole, creo que ahora si ya se chingo la cosa y ni a quien llamar.

Silvia 2: Jajajajaja ahora si a esperar seis horas aquí atoradas, jajajajaja.

Silvia 1: Ni madres, si entré tengo que salir. ¡Chin! ya me arañé un brazo.

Silvia 3: Ahí va… Ahí va… listo!!!!

Silvia 1: ¡Ufff! por un momento pensé que me quedaría ahí todo el día. ¿Y ahora?

Silvia 2: A ver, intenta al revés. Es decir, mete el torso primero.

Silvia 3: Ustedes no entienden, nos vamos a quedar atoradas otra vez y a ver cómo le hacemos.

Silvia 1: Pues no hay de otra más que intentarlo, porque además ya me anda del baño.

Silvia 2: mmmta

Silvia 3: Pues a darle. ¡Guinness sácate por allá deja de estarme lamiendo la cara!!!!

Silvia 1: Auch, mi cadera, mi cadera,

Silvia 2: ¿Alcanzas la chapa?

Silvia 1: Siiiiiiii… no que no tronabas pistolita!!!!!

"Puerta para perros y para mexicanas que olvidan su llave"

Y pues ya. Entre a mi casa, fui al baño y me mié de la risa.

Aqui Guinness haciendo una demostracion de la puerta.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Qué lejos estoy del suelo donde he nacido...!!!!

Ahora sí que me agarraron sin banderita. Ya se viene el 15 de septiembre y yo de mensa que no me traje ni una chiquita y la verdad sí se siente un poquito feo. Bueno, pues pa’no quedarme sin festejo de fiestas patrias y a falta de un pozolaso, colgaré aquí mi bandera para no sentirme tan marginada.


Ahora sí siento la diferencia de cómo se vive un septiembre fuera de mi país. Acá en Melbourne, como hay gente de todas partes del mundo pues como que las fiestas nacionales de cada uno pasan sin pena ni gloria. Yo ando contactando a los mexicanos a ver qué vamos hacer, pero como cae en lunes no hay mucha oportunidad de juntarnos. The Mexican Association of Victoria (que es el estado en el que vivo) está organizando una cena para el viernes 19, dicen que se pone bien, pero claro hay que aflojar 65 dólares. Yo lo único que espero es que el pozole que prometen este rico o ya de perdida que se pongan guapos con unas buenas quesadillas de sesos.

Bueno aunque sea aquí pondré mi bandera. Ya por adelantado me comí unos tacos en otro restaurante donde trabajo.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

De cómo sobrevivo en Melbourne…

Ya estoy aquí una vez más. Si, si, ya sé que me paso, que me ausento sin permiso, que a más de uno lo tengo con el Jesús en la boca. Pero pues que quieren, soy una desordenada de primera y si a eso le sumamos que aquí cada día aumentan mis actividades, pues no más no me logro poner al corriente con mis deberes. Bueno, nada más de rapidito les cuento que ya termine todos mis cursos de inglés y ahora estoy viendo a ver qué me invento para andar más tiempo por acá… igual y en una de esas hasta aplico por la residencia australiana. En fin, menos excusas y más historias.

Sobreviviendo en Melbourne

Señor, señora, señorita, chamacos… alguna vez se han preguntado cómo sobrevive la Sylvana en Melbourne? No, no me saqué la lotería. Tampoco le he entrado al negocio de la señora Blanca -aunque ganas no me han faltado-. No, no, no, tampoco vendo zapatos o pozole. Adivinen… soy mesera, cleaner y locutora!!!!!!

Ja, ja, ja,ja. Así como lo escucho. Todo comenzó en febrero. Durante mis primeras vacaciones lo primero que hice fue ponerme a buscar trabajo, pues un mes fue suficiente para bajarle más de la mitad a mis ahorros y las proyecciones de que estos me durarían al menos tres meses pronto se redujeron a mes y medio. Así que a trabajar. (En mi siguiente post –que prometo será pronto- les contaré la verdadera vocación de los latinos).

Días y días caminando, pidiendo trabajo con un inglés bien limitado y bajo una temperatura de 38 grados en promedio -en esa época por acá era verano- fue mi escenario esa semana. El ultimo día, visite como 20 restaurantes y cuando me disponía a regresar a mi casa sonó mi celular y una persona en inglés me pedía que regresara al restaurante que había visitado ese día pues tenía algo de trabajo para mí. Aja, pensé, cuál de todos, he visitado como 20. Le pregunté cual y me dio el nombre y la dirección, pero yo no entendí un carajo!!!! Ay no puede ser. Como siempre un milagro sucedió. La mujer hablaba un poquito de español y con mi poquito de inglés logramos entendernos. Rápidamente regrese al sitio y de ahí no me han sacado en 7 meses.


Que tal con el modelito!!!!

El restaurante se llama Churrisimo. Es un restaurante familiar, pero con mucho estilo, es decir, no es una fonda o una lonchería -con todo el respeto que me merecen esos lugares que en México cómo me sacaban de apuros los días que no cocinaba, o sea casi diario-. Los dueños de Churrisimo son una pareja de españoles que llegaron aquí cuando tenían 5 o 6 años, o sea casi casi son australianos. Ella habla muy, muy, poco español, él un poco más, pero siempre nos comunicamos en inglés, ya si de plano me ven muy mensa en algo, pues ya me lo piden en español. El restaurante, como han de adivinar, es de comida española: tapas, churros y chocolate es la especialidad de la casa y pues ahí gasto mis fines de semana, entre tortillas españolas, churros y una maquinita de café que me ha hecho una experta en café latte, cappuccino, macchiato, express y hot chocolate.


Cafe o chocolate?

Al principio no les entendía un carajo a los clientes. Imagínense la escena. Entra una australiana con cara de poco amigos y apenas si abre la boca para ordenarme un café. “I wanna a latte, wake, skinny, no sugar, decaf, extra hot” (o sea algo así como agua de calcetín bien caliente). Todo esto con un acento australiano de esos que no se les entiendes un carajo. Por supuesto, me tarde mas en adivinar y escribir lo que quería, que en hacer el café. Y bueno, como esas muchas escenas.

En el restaurante tenemos muchos personajes -ay como me recuerdo a Amelie (jajaja, ya se, ya se, quiten esa cara)-.Tenemos por ejemplo a la mujer que acaba de tener un bebe, entonces no se si ya era quisquillosa o está así por su reciente maternidad. Bueno, el caso es que todas las mañanas pasa por su strong, flat white, no sugar -ah y cuidadito y no le ponga la cantidad exacta de café porque me reporta con mi jefa-. A pesar de eso es adorable cuando llega y con tan sólo una sonrisa me hace la seña de “ya sabes lo que quiero”, entonces con la misma sonrisa le preparo su café pa’ que se vaya pronto.

Ah, pero también tenemos al chavito que se pasa las horas comiendo ordenes de churros, sentado enfrente de mí, nomas mirando el panorama. Al principio me sacaba de onda, porque llegaba a estar sentado frente a mí hasta tres horas, pero ahora ya hasta platicamos de vez en cuando y hasta conozco a sus papás. (No, no piensen más allá, ese no es el bueno. Tampoco es un ruquito griego que se la pasa diciéndome que estoy bien bonita y hasta me lleva flores).

Tenemos también a otro cliente que tooodos los domingos va a desayunar, se quita los zapatos, se pone cómodo, se pone a leer y después de media hora ordena su desayuno. Siempre come lo mismo y se queda ahí sentado las horas.


Aqui con un amigo mexicano que me fue a visitar al trabajo

Y acompañando (o más bien dicho, sirviendo) a todos estos personajes esta la mesera mexicana que a más de uno causa sorpresa cuando le preguntan: Where are you from? I’m from México. Las caras de sorpresa y preguntas sobre el tequila, las tortillas, la violencia en la Ciudad de México, Cancún y demás referencias que el mundo tiene de México la convierten por un momento en la mesera más exótica.

Bueno, como verán hay miles de cosas que contar…pronto les contaré la historia de “Toda Latinoamérica unida por una Australia limpia”.