lunes, 11 de febrero de 2008

Mis primeros anfitriones

Todas las posibilidades estaban abiertas. Me podía tocar cualquiera. Afortunadamente, entre los casi 20 millones de australianos yo me encontré a este par: Priscilla y Luke, mis primeros anfitriones.



Y díganme si no es tener buena estrella: tienen más o menos mi edad, 29 y 30 años -dije más o menos eh-, dos perros, les gusta el cine, leer y tenemos bastantes temas en común -claro, ellos en inglés y yo en español-. Bueno, con decirles que ya armaron un grupo para que les enseñe a bailar salsa.






Estas fotos son del cumpleaños de la mamá de Priscilla, quien al no recordar mi nombre se le hizo fácil bautizarme como Tequila, jajajajaja...
Los primeros días fueron un poco difíciles. No les entendía un carajo y lo único que contestaba era: yes, yes. Pero la verdad es los aussies (así se hacen llamar algunos australianos) en general son muy pacientes, y Priscilla en particular es aún más, se detiene a explicarme cada cosa con manzanitas, hace mil gestos, sonidos y demás hasta que le entiendo.
El inglés de los australianos es bastante diferente al de los gabachos, es más parecido al del los ingleses, pero con un ligero cambio de acento. Además, por acá hay un choooorro de inmigrantes (según las estadísticas a Australia llegan personas de aproximadamente 200 países y Melbourne es una de las ciudades con mayor intercambio cultural). Así que si quiero comprar algo en una tienda probablemente hablaré con un chino, un coreano, un tailandés o un vietnamita. Si quiero tomar un taxi seguramente el conductor será indio -de la India-. Si voy por la ciudad muchos establecimientos son de japoneses, turcos, italianos, franceses, ingleses, alemanes y ahora mismo están llegando un buen de árabes con el Corán (el libro sagrado del Islam) bajo el brazo.
El Yarra River atraviesa la ciudad de Melbourne

Así que por variedad acá no paro. En verdad Melbourne es una ciudad harto cosmopolita, pero un poco pequeña para mí. Apenas 4 millones de personas; por lo que es frecuente encontrarse a alguien camino a casa -y eso que sólo llevo un mes!!-.
Pero bueno, sigamos con mis anfitriones. Ellos viven en los suburbios de Melbourne -como a una hora de la ciudad-, muy muy cerca de La Trobe -la universidad en la que estudio-.

Mi primera recamara
Desafortunadamente en esta zona, como en muchas otras, no pasa nada, bueno ni los camiones. No hay tiendas cerca, nadie se mueve, el centro comercial más cercano queda como a una hora caminando -para mí, porque acá la mayoría tiene auto y nadie anda a patín-. Y para acabarla de amolar casi todos los establecimientos cierran a las 5pm. Ya ni les cuento lo que puede pasar si un día se pierden por estas calles, ni a quien preguntarle, todas son como éstas.


La casa de Priscilla y Luke




Así que ya imaginaran mi desconcierto los primeros días, pero nada más agarré confianza y me pelé para la ciudad. A donde ahora vivo.